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La reconstrucción avanza con las manos de amigos, vecinos, el gobierno y los guerreros manabitas

Quito, 23 dic (Andes).-  Lejos quedaron los momentos de tristeza y de desolación que se vivió en Pedernales tras el terremoto del 16 de abril, que dejó más de 673 muertos, ahora la gente ya sonríe y tiene la fuerza necesaria para empezar de nuevo, para olvidar los malos momentos y luchar por los que siguen aquí, pero también en recuerdo de los que se fueron.

Al llegar a este cantón de la provincia de Manabí todavía se pueden observar algunas casas caídas, algunos edificios altos que causan temor porque están cuarteados, pero de la misma manera, se puede ver a mucha gente que con palas y picos en mano alzan de nuevo sus casas con ayuda de sus vecinos, amigos y familiares, la reconstrucción la arman ellos mismos con la energía que les dan sus sueños.

El Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) es el encargado de la reconstrucción de las viviendas. Para quienes lo perdieron todo, se entregó una casa valorada en 10.000 dólares que se construye en terrenos propios de los afectados. Además se está construyendo soluciones habitacionales para que las familias puedan tener un lugar digno para vivir después de la tragedia.

Es el caso de La Nueva Chorrera, urbanización que se construye a las afueras de la Chorrera, una de las zonas más afectadas por el sismo que dejó 673 muertos según cifras oficiales. Estas casas que contemplan 53 metros cuadrados de construcción y que constan de sala, cocina, dos habitaciones y baño, serán entregadas por el Miduvi a los afectados.

Patricia Pauta, coordinadora de la zona 7 en Pedernales del Miduvi, le contó a Andes que se hizo un censo a través de un equipo técnico y social para beneficiar a quienes perdieron su casa durante el terremoto. “Se atiende a las familias que cumplen con los requisitos, porque hubo casos en los que gente que no fue afectada se quería beneficiar del proyecto”, dijo.

El Miduvi entregó un bono de 10.000 dólares para la adquisición de la casa y los beneficiarios deberán pagar el 10% del costo después de un año a 36 meses plazo. Estas viviendas tienen una construcción mixta, la mayoría de caña guadúa con la idea de que sean resistentes a nuevos sismos y así asegurar la seguridad de las familias.

 

“Tenemos otro proyecto que se encuentra en diseño, estamos ajustando el presupuesto, en el sector de Brisas del Pacífico en Pedernales (…) También hay la construcción  de viviendas en terreno propio en los sectores de la 10 de Agosto, en Cojimíes. Hemos estado atendiendo  en reparaciones que es el incentivo de 4.850 dólares y el incentivo de vivienda de 10.000  dólares”, señaló Pauta.

Para avanzar de forma más rápida con las obras, el presidente Rafael Correa, firmó el pasado 13 de diciembre un decreto mediante el cual se renovó el Estado de Excepción por 30 días para favorecer la reconstrucción de las zonas afectadas.

El mandatario confirmó además que quedan menos de 6.000 personas en los albergues de las decenas de miles de damnificados. También señaló que se han reconstruido carreteras y cerca de 30 escuelas, lo que permitió que se retomen las clases 80 días después de la tragedia.

Durante un recorrido realizado por Andes en Pedernales se pudo constatar que sus habitantes ya han levantado sus negocios ya sea con ayuda del gobierno, de amigos y familiares o con sus propias manos. Ya casi no quedan escombros por remover, aunque todavía queda algún edificio al que hay que derribar con ayuda de las instituciones encargadas.

En el malecón se pudo observar como Bar Pallares, uno de los más populares de Pedernales,  era renovado por su propietaria Jaqueline Zambrano. El negocio no se desmoronó por el sismo pero si sufrió algunos daños en la cristalería y en la fachada por lo que su dueña decidió arreglarlo para motivar a los turistas a visitarlos.

A pesar de los problemas Zambrano está entusiasmada por recibir a los turistas y dice que gracias al gobierno ahora ya no solo se dedican a la venta de bebidas y cocteles sino que también venden comida. Esta solución les ha permitido diversificar el negocio y empezar a levantarse de nuevo, ya que antes el Municipio solo les permitía tener bares en el malecón y no prestar el servicio de restaurante en esa parte.

Patricio Schenetti, presidente de la Asociación de Hoteleros de Pedernales, invitó a todos los turistas a ser solidarios y dijo que allá todos los establecimientos ya están listos para atender a los visitantes. “Vengan por solidaridad somos la playa más cercana a Quito, a la Sierra Central, a la Sierra Norte, los esperamos, queremos que nos visiten y que siempre vean en aportar con nosotros para que Pedernales se pueda reconstruir”, dijo.

Sobre las enseñanzas que les ha dejado el terremoto, dice que “ahora todos somos  hermanos, podemos trabajar en mancomunidad, que no lo hemos perdido todo, que tenemos mucho todavía y hemos aprendido a aceptar lo que Dios nos da y lo que Dios nos quita”, aseguró.

El gobierno destinó cerca de 1.500 millones de dólares para la reconstrucción y reactivación de las provincias de Manabí y Esmeraldas, que fueron las más afectadas por el sismo de 7.8 grados. Ese dinero se usará para la construcción de más de 20.000 viviendas, escuelas, locales comerciales también para el área de Salud, Agua potable y saneamiento, entre otros.

 

El presidente Rafael Correa recorrió este martes los nuevos locales del centro comercial de Tarqui, ubicado en Manta. Foto: Presidencia

Este martes 27 de diciembre Correa inauguró un centro comercial que albergará a más de 1.800 comerciantes informales minoristas y otros 400 mayoristas que fueron reubicados de la zona de Tarqui, en el cantón Manta.

El secretario de Reconstrucción, Carlos Bernal, destacó que la obra se realizó con una inversión de 7,3 millones de dólares y a un plazo de 120 días. “En 4 meses es una realidad que demuestra que el proceso de reconstrucción avanza a paso firme y no se detiene”, expresó.

De esta forma avanza la reconstrucción en Manabí con la ayuda de amigos, vecinos, instituciones y además con la fuerza única que tienen los manabitas para levantarse y seguir soñando con un futuro mejor, pero esta vez preparados también para los riesgos que trae la naturaleza.

Por Dayana Vinueza

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